Los profesionales tributarios enfrentan mayores responsabilidades bajo la Directiva DAC6, que les obliga a denunciar prácticas potencialmente abusivas de sus clientes, salvo si son abogados.

Nuevas Obligaciones para Asesores Fiscales que les obliga a denunciar prácticas potencialmente abusivas de sus clientes. El ejercicio de la asesoría fiscal y tributaria se ha vuelto una profesión de alto riesgo debido a las recientes regulaciones europeas, que incrementan las responsabilidades de estos profesionales. A diferencia de otros especialistas en Derecho, los asesores fiscales no solo deben conocer la legislación, sino también interpretarla y aplicarla correctamente. Si fallan en este proceso, corren el riesgo de ser sancionados, incluso penalmente, por delitos contra la Hacienda Pública.

Una de las claves de esta situación es la Directiva Europea DAC6, que obliga a los asesores fiscales no amparados por el secreto profesional de los abogados a comunicar a las autoridades fiscales aquellas prácticas transfronterizas que podrían considerarse elusivas o abusivas. El fallo reciente del Tribunal de Justicia de la Unión Europea (TJUE) refuerza esta obligación, confirmando que los intermediarios fiscales que no sean abogados deben informar sobre las estrategias fiscales agresivas de sus clientes.

Esta sentencia, emitida tras una consulta elevada por la justicia belga, afecta directamente a gestores, economistas y otros asesores tributarios. A pesar de que en diciembre de 2022 el TJUE liberó a los abogados de la obligación de denuncia por respeto al secreto profesional, el resto de los profesionales fiscales queda ahora bajo una intensa vigilancia.

El riesgo para estos asesores no se limita a posibles sanciones administrativas; si facilitan de manera consciente medios para la evasión fiscal o cooperan en su ejecución, pueden incurrir en responsabilidad penal. Además, una actuación negligente por parte del asesor puede acarrear consecuencias legales para él, lo que refuerza la importancia de la diligencia en el cumplimiento de las normativas tributarias.

En este contexto, los asesores fiscales no solo se juegan la tranquilidad y el patrimonio de sus clientes, sino también su propio prestigio profesional y, en algunos casos, su libertad. Esta situación coloca a la profesión en el foco de atención, al destacar la necesidad de un cumplimiento estricto de las normativas y una interpretación adecuada de la ley para evitar consecuencias graves.